“Mi vocación siempre ha sido servir, a la comunidad, a la naturaleza, a los animales, a los niños… y a este programa llego por la voluntad de Dios, porque le venía pidiendo una ocupación donde pudiera trabajar con adolescentes y jóvenes; ya había tenido la oportunidad de trabajar en el área de vulneración de derechos y Dios me abrió las puertas a través de una amiga, para poder enfocar mi voluntad de servir a esta población vulnerable”, comenta emocionada por poder poner en práctica su vocación de servir y hacerlo con mucho amor.
Quien se expresa así es María Fernanda Mosquera, Especialista de Área en Pedagogía de la modalidad Externado Semicerrado de Cal y el CFJ Buen Pastor, quien trabaja desde hace casi cuatro años en la ONG Crecer en Familia. Su labor es orientar y apoyar a los beneficiarios en todo lo que tiene que ver con el área académica y pedagógica, para de esta manera, contribuir a su desarrollo integral.
¿Y por qué con adolescentes y jóvenes?, porque para ella son el presente y futuro del país, son la guía de muchos niños y niñas, y por esto se les debe orientar desde la parte emocional, que desarrollen ese sentir de valores que siempre han tenido, pero que los han venido manejando de manera equivocada, “ellos manejan unos valores, de manera equivocada, pero los manejan, entonces, ¿Cuál es nuestro oficio?, está en reorientarlos, que esos valores los utilicen sí, pero como deben ser.
Su labor le ha ayudado a identificar las necesidades de los chicos, cómo poder ayudarlos y que puedan verla como una figura en la que pueden confiar, pero que también les exige lo que para ellos es mejor. “Cuando ellos ingresan primero que todo no te pueden ver como el profesor, pero tampoco como el amigo y tampoco como la figura de autoridad; te tienen que ver como los tres juntos, aquella persona en la que ellos pueden confiar, porque si nos dejamos ver solamente como una figura de autoridad, ellos no te van a tener confianza; entonces, ¿Qué se les brinda?, confianza, mucho amor, comprensión y con base en todo eso vamos desarrollando las actividades que cada uno necesita para poder superarse”, explica María Fernanda.
Y complementa: “este trabajo me ha enseñado a no juzgar, a no precipitarme en la toma de decisiones, a tener paciencia y a perseverar”, porque lo primero que se debe tener en cuenta, es que ellos logren salir adelante con la ayuda y el respaldo de todos los que deben involucrarse, según la ley, para poderlos orientar como ciudadanos útiles y aporten a la construcción de una sociedad en donde ellos mismos tengan todas las oportunidades que necesiten para salir adelante.
Por último, brinda un consejo para todos los compañeros de trabajo en la ONG, “que hagamos las cosas con amor, lo que nos salga del corazón, que seamos instrumentos de Dios para poder brindar amor en todo lo que hacemos. Tenemos que ser conscientes que sembramos en ellos una semilla, depende de nosotros si la sembramos bien o no tanto”.