Adolescentes y jóvenes recién llegados al Centro de Internamiento Preventivo, CIP, del Centro de Formación Juvenil Valle del Lili, reciben apoyo y asesoría espiritual y religiosa, buscando con ello que reduzcan su ansiedad y se concienticen de la situación en que se hallan, alejados de su familia y su entorno.
“Con la ayuda e intervención de una religiosa que apoya la espiritualidad con los chicos que están recién llegados, estamos haciendo un trabajo en el cual se disminuye la ansiedad porque obviamente hace muy poco están privados de la libertad”, explicó Arturo Sánchez, coordinador académico y vocacional en el Centro de Formación Juvenil Buen Pastor. Este centro, en el cual funciona el CIP, es operado por la ONG Crecer en Familia dentro del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente, SRPA.
“Ellos han sido apartados de sus familias y contexto social donde vivían, entonces, la idea es bajarles la ansiedad y a nivel de espiritualidad concientizarlos un poco de su actualidad y darles una voz de aliento para que se sientan empoderados del proceso formativo integral que van a continuar”, añadió el coordinador.
Al CIP son enviados adolescentes y jóvenes que han entrado en conflicto con la ley penal pero a quienes no se les ha definido su situación jurídica y el tipo de sanción que se les impondrá.