Con graffiti y el arte urbano, adolescentes y jóvenes del Centro de Formación Juvenil Valle del Lili, que es operado por la ONG Creer en Familia, buscan espacios para una reflexión que los lleve a la renovación de sus vidas.
“El ejercicio tiene en su dinámica, en su quehacer algo muy importante y es que se apropia de los espacios comunes y genera opinión; entonces, la reacción normal de cualquier persona cuando se toman espacios comunes es curiosidad, nos permite diálogos, nos permite apropiación del territorio, opinión y mucha gente te puede decir me gusta ó no me gusta, pero es importante que haya un detonante que los haga opinar sobre el territorio en el que vive. Por otro lado también está el hecho de qué se modifica el espacio, se renueva y eso lo que uno hace es renovar un espacio, cambiar las dinámicas que tenía espacio; es renovarte a vos mismo porque te hace sentir como pueden cambiar los espacios entonces sí se aplica a uno mismo se reflexiona sobre cómo puede cambiar”, señaló uno de los instructores del programa Graficalia, a cargo de la actividad.
“Todo esto son dinámicas de la práctica; entonces, a la hora de aplicarlo a la cotidianidad se hace muy fácil tenerlo como una herramienta para la creación de la paz ,siendo un mínimo el aporte a todo lo que es un concepto de paz y necesita como el aporte del arte urbano, apropiarse de los territorios, transformarlos e invitar a la gente que esté alrededor de ellos viendo dialogando y dando su punto de vista” anotó.