Los adolescentes y jóvenes del Centro de Formación Juvenil Buen Pastor asisten de manera asertiva y constante al taller de danzas que se dicta a diario como parte de las actividades formativas del eje vocacional.
Bajo la orientación del instructor de danza Hawer Esterilla, los beneficiarios aprenden sobre la instrumentación del Pacífico Sur (tambor, marimba, cununo y guasá), realizan toques de diferentes ritmos y también ejecutan los bailes como abozao, negrito o mapalé. Además, se enseñan pasos básicos de salsa cubana y salsa choque.
“La danza se convierte en muchos casos el proyecto de vida de los jóvenes cuando egresan, pues la ven como una estrategia llamativa para realizar actividades de labor social en sus entornos; hoy en día la música y el baile se mantienen fuerte entre los jóvenes como medio para expresarse y comunicarse. También a través de mi taller de danza he logrado que los beneficiarios pierdan el miedo al contacto con sus compañeros por medio de la danza pues las coreografías se deben montar solamente entre ellos, así han aprendido a respetarse y a convivir de una manera más armoniosa pues se fortalecen los vínculos entre pares”, resaltó Hawer Esterilla.
Es así como las actividades formativas del eje vocacional motivan a los beneficiarios para continuar en la construcción de su proyecto de vida además les permite explorar en diferentes áreas para que logren identificar cuales son sus habilidades y potenciales.